Era la primera reunión de ministros de la Alianza Atlántica tras la era de Donald Trump en la Casa Blanca. Sobre la mesa, un rosario de asuntos: desde la relación con Rusia, agitada como comprobó en persona el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, hace diez días, hasta las misiones militares en Afganistán e Irak, o el conflicto larvado con Turquía; o la puesta al día de la propia OTAN, como anunció el miércoles el secretario general, Jens Stoltenberg.