
El coronavirus que se expande por Italia, el tercer país del mundo más afectado, tiene una víctima colateral en el barrio chino de Milán, paralizado y casi desierto por elección propia de sus comerciantes, que decidieron cerrar por miedo a ser señalados como los culpables.
Un paseo a lo largo de la calle Paolo Sarpi de la capital lombarda, la principal de este Chinatown, arroja decenas de negocios cerrados, desde restaurantes hasta peluquerías, pasando por manicuras, tiendas de reparación de móviles o de venta de ropa.
Un hecho inaudito ante el conocido "estajanovismo" de los chinos y la habitual imagen de tiendas de ciudadanos de esta nacionalidad en cualquier parte del mundo abiertas los 365 días del año y a todas horas.
Leer más: El barrio chino de Milán, una víctima colateral del coronavirus

















