Eran las seis de la tarde del domingo electoral. Dos diputados que iban en un vehículo por la ciudad de Siirt, al sureste de Turquía, se topan con un control policial que parece ser rutinario. Los agentes piden que les acompañen a comisaría para una simple identificación. No les quitan en ningún momento los teléfonos y avisan rápidamente a la embajada española en Ankara de la situación. Las autoridades consulares contactan con las turcas y estos les aseguran que les van a soltar ya.