ELÍAS ISRAEL
Un Barcelona-Real Madrid es una de las imágenes más recurrentes de nuestro país en el planeta, un foco demasiado tentador para los violentos, una patata caliente demasiado peligrosa para los políticos en vísperas de elecciones y un quebradero de cabeza para LaLiga, que se gasta millones de euros en proyectar y cuidar su imagen en todos los continentes. El 26 de octubre ya es también un problema de estado.Javier Tebas, amparado por la excepcionalidad de la situación y por las nulas garantías de seguridad, propuso lo que el sentido común decía: cambiar el orden de las sedes, ya que no modificaba fechas en el calendario ni tenía una afectación directa a la competición.