Hace sesenta años Antonio López hizo por primera vez un Antonio López. Había finalizado sus cinco años de estudios en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y disfrutado de becas que le permitieron viajar y vivir en Italia y Grecia varios años. A su regreso abandona el mundo onírico y fantasmal que había practicado y baja a la calle con su caballete a pintar del natural. En la recta infinita de la calle Santa Rita de Tomelloso encuentra Antonio López su camino y destino: la realidad.
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