Mucho antes de que llegara Santa Teresa, el teatro de Paco Bezerra ya incomodaba. Sus obras siempre han sido un puñetazo en el estómago del espectador. Un sopapo a mano abierta donde todo se cuestionaba y donde había más preguntas que respuestas. El dramaturgo, que el último año ha estado en el centro del huracán por la censura de la Comunidad de Madrid a su obra Muero porque no muero, salta ahora al cine con una de esas primeras obras que sorprendieron a los espectadores.