Esta lista empezó con la idea de recuperar títulos clásicos del cine —como el primero que la ocupa—, o evidentes objetos de la nostalgia pop —como otros tantos de la lista—, que combatiesen nuestro déficit de momentos felices en tiempos pandémicos y a su vez aportasen a los más pequeños valores progresistas y feministas.
Pronto nos dimos cuenta de que el asunto era realmente complicado por razones obvias: hilar fino y descartar títulos que nos hacían felices en las navidades de nuestra infancia, pero que vistos ahora podían tener lecturas polémicas en términos de machismo, clasismo, transfobia, racismo o incluso especismo, iba dejándonos cada vez menos opciones.