En 1995 Disney decidió cambiar las fábulas clásicas por los libros de Historia para crear a su nueva protagonista. Pocahontas se salía de la tónica de las princesas caucásicas de impolutos modales, como Blancanieves y La bella durmiente, pero seguía encajando en el molde tradicional que la factoría usa para vender muñecas y roles ejemplarizantes a las niñas (también a los niños, pero sobre todo a las niñas).
La presentaron como una princesa exótica, bella y rebelde, y quizá lo fuese en comparación con sus antecesoras. Pero mientras que aquellas solo eran una versión dulce de los atormentados personajes de Perrault y los hermanos Grimm, Pocahontas fue una persona de carne y hueso.