Winston Churchill llamaba a la depresión su "perro negro", por esa sensación de que es parecida a un animal que te persigue y del que no puedes escapar. A la escritora Almudena Sánchez (Palma de Mallorca, 1985) le diagnosticaron depresión mayor endógena y pasó años sumida en un círculo de llanto y pastillas.
Ahora, Sánchez publica Fármaco (Literatura Random House, 2021), una obra íntima y poética, en ocasiones muy ocurrente y gráfica, sobre el camino de esta ardua y estigmatizada enfermedad.
Dice la autora que se ha diagnosticado depresión con estos nombres: áurea fúnebre, bilis negra, río negro, isla desolada, fractura cerebral ante un mundo incoherente, secuelas catastróficas del amor, nubosidad de humores negros, extremo disgusto, solemnidad semifuneraria o terrible peso de un exceso de sentido.
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