Empire, en medio del desierto de Nevada (EEUU), fue una vez el hogar de 800 personas que vivían de la extracción minera del yeso. La ciudad fue comprada en 1948 por la empresa United States Gypsum, que hizo todo lo posible para atraer mano de obra: alquileres de 250 dólares al mes, piscina o un campo de golf eran algunas de las golosinas ofrecidas a los trabajadores en aquella zona remota. Pero en 2011 todo cambió. La corporación se fue a la quiebra y el futuro de casi 100 empleados con sus respectivas familias quedó en el aire.