Hay distintas maneras de conocer a una o a un artista. A veces es una obra concreta –un cuadro, una fotografía, un libro, un poema que te llega especialmente, en el que reconoces algo que te atraviesa o te deleita– lo que te lleva a indagar en el resto del trabajo de esa persona. Otras, en cambio, es al revés: la personalidad, las declaraciones, la vida de alguien te encandilan y a partir de ellas llegas a su obra. Con Georgia O'Keeffe (Wisconsin, 1887-Nuevo México 1986) ambas opciones son igualmente posibles.