Un vaso de agua. En 2015, por los pasillos de ARCO no se hablaba de otra cosa que de un vaso de agua. Se trataba de una obra del artista cubano Wilfredo Prieto, a la venta por 20.000 euros en el stand de la galería española Nogueras Blanchard. La composición consistía en un vaso de cristal lleno hasta la mitad, situado sobre un pequeño estante de madera. Las críticas no se hicieron esperar. Aquello podía haberlo hecho cualquiera. Es más, ¿cómo podía considerarse arte algo así?
En realidad, en los pasillos de ARCO no se hablaba tanto de un vaso de agua como de los siempre difusos límites del arte contemporáneo.
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