Cuando se celebró en España la primera manifestación por el Día Internacional de los Trabajadores, una de las principales reivindicaciones de la clase obrera era la limitación de la jornada laboral a ocho horas al día. Era 1890. Este miércoles, 144 años después, han cambiado muchas cosas desde aquellas faenas interminables, con horas que superaban los dos dígitos. Sin embargo, el país no ha vivido una reducción del tiempo de trabajo desde 1982. El Gobierno se ha comprometido a aplicarla y los agentes sociales negocian cómo bajar de las 40 actuales a las 37,5 horas semanales máximas.
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