La decisión de Argentina de postergar hasta finales de este año sus compromisos de deuda local en dólares alivia su pesado cronograma de vencimientos, pero no logra despejar completamente las persistentes dudas sobre la reestructuración de los bonos bajo legislación extranjera que pretende concretar cuanto antes para dar aire a su asfixiada economía.
Agobiado por una recesión que cumple este mes dos años y con perspectivas de profundizar la caída por los efectos de la pandemia de coronavirus, este lunes el Gobierno de Alberto Fernández decretó no pagar hasta 2021 los servicios de la deuda en dólares emitida localmente, lo que implica postergar compromisos por casi 10.000 millones de dólares.
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