Entre finales de marzo y principios de abril, varias asociaciones del campo —Asaja y Afrucat entre ellas— lanzaron un llamamiento a la desesperada: el confinamiento dejaría las cosechas sin mano de obra. El Gobierno se sumó a su toque de atención, cifrando en 150.000 los trabajadores necesarios y aprobando medidas urgentes para favorecer la contratación.
Dos meses después, la alerta ha desembocado en un problema social, especialmente en las provincias de Huesca y Lleida: centenares de personas de toda España que acudieron en busca de sustento duermen hoy en la calle. En Alcarrás y Serós (Lleida) y Fraga (Huesca) se han detectado positivos por coronavirus y ha habido que habilitar albergues para aislar a quienes no pueden guardar la cuarentena en casa.
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