La pandemia de la COVID-19 le ha alterado la vida a muchos hondureños emprendedores, que han tenido que cambiar de actividad para sobrevivir. Tal es el caso de Óscar Garay y María Jiménez, quienes dejaron de diseñar joyas y elaborar jabones artesanales para dedicarse a hacer mascarillas.
Ambos son profesionales universitarios. Óscar estudió Sicología, y María Trabajo Social y, aunque no se conocen, han tenido en común dedicarse a algo para lo que no estudiaron, como le sucede a muchos de sus compatriotas, en un país que no siempre le ofrece un buen trabajo a los que cursan estudios superiores.
De hecho, hay casos de jóvenes que obtienen su título en universidades públicas o privadas y les lleva hasta tres años conseguir un empleo, que no siempre es bien remunerado, lo que les obliga a dedicarse a otros menesteres.