Controles militares, medidas de excepción, estados de alarma, confinamientos y toques de queda. Las órdenes se propagan en un mundo asediado por la COVID-19, situación que algunos gobiernos están aprovechando para acumular poder y socavar derechos.
En Filipinas, Tailandia, Camboya, Israel o Hungría sus líderes han sucumbido a tentaciones autoritarias y han impuesto restricciones que violan derechos fundamentales con el pretexto de la emergencia sanitaria.
"Los gobiernos de mentalidad autocrática ven rápidamente en una crisis como ésta una oportunidad para requerir poderes draconianos y mantener el control", apunta el subdirector de Human Rights Watch (HRW) para Asia, Phil Robertson. "Para algunos, responder a la crisis se traduce en restringir la libertad de expresión, obstruir medios independientes y castigar a activistas".
Leer más: Emergencia COVID-19: ¿excusa para socavar derechos?