La industria automovilística alemana atraviesa una situación difícil por el conflicto comercial y por su decisión de apostar demasiado tiempo por el motor de combustión, lo que le ha obligado a reducir empleos en una reconversión en la que todavía no ve la luz al final del túnel.
El sector del motor es muy importante para Alemania porque crea muchos empleos. Las empresas automovilísticas han dicho desde hace tiempo que despiden a más empleados de los que contratan por la caída de la demanda y porque para producir un vehículo eléctrico necesitan menos personal.
Además, el sector del automóvil es un órgano vital para la economía de Alemania porque representa la cuarta parte de la industria, que a su vez supone el 30 % del producto interior bruto (PIB) del país, y, según los analista, el presidente estadounidense, Donald Trump, lo ha debilitado con su política comercial proteccionista, con la confrontación directa con China, y las amenazas y aranceles, que han creado incertidumbre y reducido el comercio y las inversiones mundiales.
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