Los edificios se vinieron abajo de tal manera en la ciudad de Antioquía, capital de la provincia de Hatay, que es muy difícil distinguir lo que era una calle, un comercio o una vivienda. Los terremotos que azotaron la región el 6 de febrero y causaron más de 41.000 muertos, dejaron cientos de construcciones derrumbadas cada una de una forma distinta. Una estructura cayó en medio de la calle, otra engulló los coches aparcados en la acera, otra se inclinó peligrosamente hacia los transeúntes, otra perdió las columnas de la planta baja y se cayó sobre sí misma.