El pasado año fue malo para los planes privados de pensiones. Cayó el patrimonio gestionado, la rentabilidad se desplomó por la caída de los mercados financieros y, además, un nuevo recorte de los incentivos fiscales ha constatado la pérdida de interés para inversores, cuyas aportaciones se han desplomado más de un 60% tras dos ejercicios con menores beneficios tributarios. En 2022, los planes individuales recibieron 1.700 millones de euros, frente a los más de 4.300 millones que entraban en 2020, último año con el marco fiscal anterior.