“Los cuernos se los voy a cortar en cuanto te vayas. Son falsos”. Alguien, en algún momento de la historia de esta monumental talla de madera policromada, decidió que Lucifer debía tener unos cuernos mucho más pronunciados que los originales realizados por la escultora Luisa Roldán. Ese alguien debió de pensar que al rostro le faltaba algo, que era muy poco demoníaco y demasiado humano. Y decidió aumentar el tamaño de los cuernos de la artista sevillana. Así el demonio podría ser más temible y causar algo de miedo.
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