Hay novelas que, cuando uno las lee, simplemente piensa en que adaptarlas al cine sería muy complicado o prácticamente imposible. Un amor es una de ellas. El estilo literario de Sara Mesa, inclemente, afilado y directo, no parece el más sencillo de trasladar a imágenes. Sin embargo, Isabel Coixet no tuvo esa sensación. Leyó la novela en una tarde y en ese momento no pensó en la película. Se sintió interpelada. Identificada con un personaje nada complaciente como el de Nat.