"No creo ser una persona misántropa, a mi me fascina la gente, por qué sino iba a escribir sobre ellos". Ottessa Moshfegh se encuentra en la posición de tener que defenderse ante quienes, durante la rueda de prensa de su última novela, la equiparan con las protagonistas de sus libros: mujeres misántropas, obsesivas, en parte neuróticas y que viven en soledad, ya sea por decisión o imposición. "Me fascina la conducta humana, su forma, el lenguaje, la forma de pensar. Amo tanto a las personas que me decepcionan fácilmente cuando actúan por arrogancia o ignorancia, me considero muy ingenua", sentencia la escritora ante la disyuntiva.