Valentina baja del autobús con abrigo de borrego negro y zapatillas rosas de estar por casa. Levanta sus manos, mira hacia arriba y agradece estar a salvo a la Santa que lleva su mismo nombre, esa a la que llaman "la valiente". Ha llevado su estampa en el bolso, empaquetada con espero junto al pasaporte, durante su largo viaje desde Mariúpol. Es una de las primeras 79 personas evacuadas desde la ciudad sureña ucraniana, asediada por las tropas rusas desde el inicio de la guerra, en un convoy de autobuses organizado por el Gobierno ucraniano y acordado con el Kremlin.