A menudo se dice que los únicos que de verdad pagan los impuestos que les corresponden son los asalariados, los autónomos y los pequeños empresarios. Mientras que las grandes fortunas, ya sean particulares o empresariales, son capaces de crear arquitecturas financieras para tributar mucho menos de lo que les correspondería. Algo así ocurre con Amazon. La propia Comisión Europea está reclamando 250 millones en ventajas fiscales ilegales en Luxemburgo, si bien el Tribunal General de la UE ha considerado esta semana que el Ejecutivo comunitario no ha demostrado suficientemente que esto haya sido así.
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