El 15 de abril estallaron los combates en la capital sudanesa entre tropas del Ejército y miembros de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), dando comienzo a un conflicto que ya ha causado más de 700 muertos y 5.000 heridos, y más de un millón de desplazados internos y refugiados. Las Embajadas extranjeras, incluida la española, no tardaron mucho en evacuar a su personal y sus nacionales, pero no se llevaron los documentos de los sudaneses que habían solicitado un visado e, incluso, los destruyeron de acuerdo con los protocolos de seguridad.