En 2015, Martin Amis publicó su novela La zona de interés. Su llegada vino precedida de polémica. Varios de sus editores habituales rechazaron el manuscrito. La razón, supuestamente, se debía en que el escritor había decidido contar el Holocausto desde el punto de vista que nunca se cuenta, el de los perpetradores. Lo hacía para ahondar en ese concepto acuñado por Hannah Arendt, el de la banalidad del mal. Arendt intentaba entender cómo era posible que millones de alemanes no hubieran hecho nada.